Integración de varios autores y fuentes.
En el 2000, Reed Hastings, fundador de Netflix, buscó a John Antioco, CEO de Blockbuster, y le propuso trabajar en un nuevo modelo de negocio de alquiler de videos bajo demanda apoyado en el nombre de Blockbuster y sus tiendas. Antioco se rio de la propuesta y le pidió que se fuera de su oficina.
Kodak fue la primera empresa en desarrollar una cámara digital, pero esta nueva tecnología se contraponía con su modelo de hacer negocio (rollos y revelado de fotografías).
Las dos empresas pagaron altos precios por su falta de visión, y por su nula capacidad de reinventarse o abrir nuevas áreas de negocio.
Blockbuster era la cadena de alquiler de videos más grande del mundo. Su modelo de negocio consistía en cobrar por el alquiler de películas y penalidades cobradas por retrasos en la devolución de videos, este era un modelo que funcionaba. Para ellos, los de Netflix estaban locos, no veían la posibilidad de hacer negocio sin cobrar por la renta y las penalizaciones por atrasos. Caso similar a lo que vivió kodak al apegarse aprensivamente a su modelo de hacer dinero con los revelados y ventas de rollos fotográficos.
Ambas empresas estaban enfrascadas en sus modelos de negocio. Nunca pensaron en cuestionar las bases sobre las cuales trabajaban. No vieron la necesidad de preguntarse: ¿qué pasa si puedo cambiar la forma de hacer dinero en este mercado?, ¿qué pasa si cambian las reglas de juego? Esta es una pregunta que raramente se hacen las empresas ya establecidas, sobre todo si el negocio va bien.
Ninguna de esas historias termino bien, blockbuster hace años se declaró en bancarrota y kodak nunca pudo recuperar el rezago tecnológico en el que lo dejo su competencia, pero aún sigue operando con una oferta de servicios ya diversificada.
A raíz de la globalización todas las empresas enfrentan a un mayor número de competidores, además el consumidor ha evolucionado, hoy es más exigente, no sólo demanda un producto que satisfaga sus necesidades, además demanda beneficios intangibles, un servicio excelente y no sólo eso, hoy el consumidor quiere una experiencia integral. Hoy los consumidores empujan a las empresas a ser ambientalmente responsables, y a tener procesos innovadores y atractivos.
Una empresa que no esté en constante mejora adecuándose a las demandas de los consumidores corre el riesgo de rezagarse o quedarse en el olvido.
Ante este escenario la creatividad e innovación se están convirtiendo en un elemento vital en el desarrollo de productos, en la experiencia integral hacía el cliente e incluso en la mejora continua de procesos internos.
Una empresa competitiva debe vivir bajo la máxima:
“Lo bueno es enemigo de lo sobresaliente” – Jim Collins
Una empresa que ya logro ciertos resultados e incluso una empresa exitosa debe comprender que el cambio es constante, incluso en un momento óptimo debería estar analizando áreas de mejora o de innovación, debe anticiparse al cambio o incluso liderarlo. A pesar de esto no siempre los integrantes de las organizaciones utilizan modelos de trabajo que propicien su desarrollo. La innovación ha cobrado una importancia significativa en las corporaciones de hoy, y con frecuencia es un motor importante de crecimiento y éxito en una organización.
Luis Alfonso
Referencias:
Christensen, C. M., Raynor, M. E., & McDonald, R. (2015). Disruptive innovation. Harvard Business Review, 93(12), 44-53.
Freedman, D. (2012). Web 2.0 and the death of the blockbuster economy. Misunderstanding the Internet, 69-94.
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